El duelo nos desafía a amar una vez más. -Terry Tempest Williams.

 

“Un cambio inevitable, si, un cambio en muchos aspectos que rodean a quienes experimentan la pérdida de un ser querido.

En el momento reciente de la pérdida, es frecuente que la familia deje de lado sus actividades cotidianas, es normal no sentir la disposición para trabajar, hacer tareas del hogar e incluso para compartir con familiares y amigos.

Pero con el paso de los días e incluso de los meses, se debe retomar el curso de la vida cotidiana, ¿por qué?, porque quienes sufren tienen a su alrededor personas que los necesitan, siguen siendo importantes para la familia y amigos.

Una vez conocí un hogar conformado por los dos padres y sus dos hijos, una niña de 10 años y un bebé de 2 años, era una familia muy feliz, tanto la madre como el padre trabajaban duro para darles a sus hijos todo lo que necesitaban, no tenían lujos, pero no les faltaba comida en la mesa.

Un día el bebé enfermo repentinamente, le diagnosticaron un tipo de leucemia que no era posible curar, al cabo de 6 meses el bebé falleció. La pérdida fue inmensamente dolorosa para toda la familia, trataron de apoyarse y acompañarse en todo momento, pero la madre no soportaba la realidad de la pérdida y empezó a hundirse en su propio dolor.

Dejo de ir a trabajar, dejo de preocuparse por su hija y su esposo, dejo de cuidar de sí misma y se dedicó únicamente a mantener viva la presencia del bebé en la casa.

La hija de tan solo 10 años llevaba en su corazón la pérdida de su hermanito, trabajaba en superar paso a paso su ausencia, pero dejo de ser la hija del hogar y tuvo que asumir el papel de cuidadora de su madre, el padre a su vez dejo de asumir su rol de padre y asumió el rol de madre, ante la evidente falta de ella.

El hogar dejó de serlo y se transformó en una casa donde habitan personas tratando de salvar a los demás de su propio dolor.

Ante estas circunstancias, la directora del colegio al que asistía la niña, decidió arriesgarse y contarle la situación a la Psicóloga del colegio, quien empezó a hablar con la niña para tratar de entender lo que estaba ocurriendo. Se dio cuenta que el dolor estaba separando a la familia y que no habían podido manejar de manera adecuada la pérdida del bebé.

Se dio a la tarea de ayudar a la niña y empezar a procurar un cambio en sus padres a través de ella, la niña empezó a portarse como hija, a demandar de sus padres la atención y cuidados que necesitaba de ellos, le mostro a su padre que ella no era lo suficientemente grande para responsabilizarse de su madre porque debía ser estudiante, cumplir son sus tareas escolares, vivir su niñez, aprender cosas nuevas, jugar y crecer, y que necesitaba tener un padre y una madre.

De esta manera el padre empezó a mostrarle a la madre que necesitaba volver a ser un padre protector, cuidador de su familia, un esposo y que la necesitaba a ella como esposa, tanto como la niña la necesitaba como madre.

La madre ante las exigencias pacificas de su familia, entendió que su rol como madre y esposa no había terminado, comprendió que el dolor de la pérdida de su bebé no va a desaparecer de la noche a la mañana, que la vida siguió y ella se quedó atrás. Se enfrentó al reto de recordar a su bebé cada día sin dejarse llevar por el dolor, entendió que la perdida no fue solo de ella, que su hija ahora era hija única, y que su esposo también sufría por la pérdida de su bebé.

Empezó a utilizar los recuerdos más lindos de su bebé para tomar fuerzas y seguir adelante, volvió a ser una madre dedicada, empezó a apoyar a su esposo y dejó que él la apoyara con el proceso de dolor, regreso a trabajar, recupero la alegría de vivir, se dio cuenta que volvió a tener a su familia unida, volvió a su hogar, comprendió que casi pierde no solo a su bebé, también a su hija y a su esposo.

Manejar y superar el duelo es un proceso muy difícil, pero es importante lograrlo, no se trata de olvidar a los seres queridos que fallecen, se trata de reconocer que duele su ausencia pero que la vida debe seguir, que quien parte ya no regresara, pero quienes quedan siguen necesitando de cuidados y atención, se trata de mantener la unión familiar en nombre del ser querido que parte.

Gracias a mi profesora por ver mi dolor y escuchar mi silencio porque con su ayuda mi familia volvió a unirse y gracias a ustedes por leer mi historia”.

                                                                                                                                                                                         

                                                                                                                                                                                            Anónimo