Sanar resulta todo un arte, reconstruir lo averiado, lastimado, incluso saturar heridas requiere más cuidado del que parece, sobre todo si trata de las emocionales; sí las físicas son palpables, más evidentes y por ende manejables, cuando hablamos de nuestro interior, de eso que se queda muy adentro y que se sostiene en el tiempo, reconocerlo sin duda es el primer paso para trabajarlo. Este, es una invitación a observar qué hemos estado acumulando, que esquemas estamos formando, que limites nos hemos impuesto, movido por esos vacíos de emocionales y existenciales que se han ido arraigando con cada decepción, con cada ruptura de vínculos amorosos, filiales, amistosos, en fin, cada huella, que ha marcado los distintos episodios de nuestra humana existencia. 

Inevitablemente surge la pregunta ¿Cómo conseguimos sanar las heridas del alma? Se suele cargar con un cumulo de vestigios del pasado, experiencias y situaciones difíciles a las cuales nos arraigamos, inmovilizando nuestra existencia a ese sentir. Cuesta, cuesta mucho soltar, desaprender esas malas experiencias, convirtiéndolas en nuestro sostén emocional erróneamente. Necesariamente debemos identificar en ese pasado, cuáles fueron esas experiencias o situaciones difíciles que aún nos siguen doliendo. Muchas asociadas a lugares, personas, rutinas o hábitos que creemos inflexibles, sin embargo, no hallamos la voluntad suficiente para emprender el cambio. 

En cualquier caso, todo aquello a lo que nos aferramos responde a algo sobre lo que debemos trabajar en nosotros mismos. Tal vez reconocer nuestros apegos se convierta en una invitación para fortalecer nuestra autoestima, para hacernos más conscientes de todo lo que nos rodea, aprender a vivir cerrando vínculos con personas, lugares o situaciones que nos duelan o nos generan algún malestar, cuando sanamos los recuerdos de nuestra vida, el presente lo vemos de forma más valiente. Sanar, es transformar, dar otra mirada a esos recuerdos que pasen de ser heridas a tomar el valor de lecciones, aprendizajes de vida, que te ayuden a crecer y entender que así como cambia  nuestra vida en las diferentes etapas: niñez, adolescencia, adultez y vejez, tal cual cada situación debemos permitir que nos transforme de una manera positiva nuestra existencia, permitiendo las lágrimas en el proceso, dándote permiso para sentir, dejando que el llanto y el tiempo saquen ese dolor, que si bien es molesto, no durará para siempre, volverás a brillar, pero es un proceso que tiene etapas que seguirá acompañada de momentos difíciles, insomnio, melancolía, pero finalmente dejaras ir, soltarás y se quedará en ese tiempo pasado, para que empieces a disfrutar y valorar tu más preciado presente. 

La renuncia es parte del proceso de la vida. Soltar no es necesariamente un sacrificio ni un adiós, sino más bien un «gracias» por todo lo aprendido. Es dejar ir lo que ya no se sostiene por sí mismo para permitirnos ser más libres y auténticos y recibir así lo que tenga que llegar porque quien quiera recibir, debe tener preparado el corazón para acomodar esa nobleza que no entiende de egoísmos ni de tormentas interiores.  Debemos aprender a amarnos, a valorarnos, y a entender lo importante que es tener paz con uno mismo, debemos quedarnos solo con las cosas buenas, los buenos momentos y perdonar las cosas negativas que nos detienen. La importancia del amor propio y conocernos que nos duele, nos ayuda a volver a ser nosotros, a perdonar, a dar gracias por lo aprendido y continuar con la vida.  Vale la pena recordar que para la filosofía budista la felicidad no es más que un estado mental de calma y bienestar. Así pues, atiende con sosiego y sabiduría todo aquello que te envuelve para intuir qué te ofrece serenidad y qué ruido, qué y quién nutre tu alma con respeto y qué o quién te trae tempestades en días despejados. Decide, elige, confía en tu instinto y, sencillamente, suelta lo que nos pesa, ama lo que ya tenemos y se agradecido ante todo lo bueno, que, sin duda, está por llegar. 

 

Laura Alejandra  Gonzalez Camelo 

Psicóloga

Asesora familiar de duelo

 

Fuente:

Sanando Heridas mientras rompo en llanto - JAIRO GUERRERO. (n.d.). Yumpu.com. Retrieved February 24, 2023, from https://www.yumpu.com/xx/document/read/67085699/sanando-heridas-mientras-rompo-en-llanto-jairo-guerrero