Atención plena en la vida real: 5 prácticas sencillas para tu rutina diaria

 

La atención plena no es una moda pasajera, sino una herramienta poderosa para vivir con más calma y claridad. Aunque suele asociarse con momentos de contemplación o silencio, lo cierto es que puedes integrarla fácilmente en tu día a día. 

Desde el blog de Refugio de Letras, te invitamos a observar tu entorno, respirar profundo y dar protagonismo a tus sensaciones y pensamientos, incluso en actividades cotidianas como ducharte, comer o caminar. 

Para comenzar, enfócate en tu respiración y entrénate para vivir en el presente. Luego, incorpora estas cinco prácticas en tu rutina diaria: 

1. Come con atención plena 

Al momento de comer, aléjate de distracciones. Usa tus sentidos: observa los colores, siente las texturas, saborea lentamente y percibe los aromas. Mastica con calma y presencia. Este simple acto mejora la digestión, te ayuda a reconocer las señales de tu cuerpo y te permite disfrutar más el momento.  
 

2. Camina con conciencia 

Caminar es una de esas acciones automáticas que podemos transformar en una experiencia consciente. Siente cada paso, el contacto de tus pies con el suelo y escucha tu respiración. Si caminas al aire libre, detente a percibir los sonidos, colores y olores a tu alrededor. Caminar con atención ayuda a despejar la mente y reducir pensamientos repetitivos. 
 

3. Practica atención plena en el trabajo 

El trabajo es un terreno fértil para esta práctica. Mejora tu concentración enfocándote en una tarea a la vez. Finalízala antes de comenzar otra. Si te sientes abrumado o cansado, haz una pausa y vuelve a tu respiración. Repite este ejercicio siempre que lo necesites: tu productividad y bienestar lo agradecerán. 
 

4. Respira conscientemente en momentos de estrés 

La respiración es una herramienta simple pero poderosa para calmarte. En situaciones de ansiedad, detente y respira profundo. Prueba la técnica 4-7-8: inhala contando hasta cuatro, retén el aire siete segundos y exhala lentamente en ocho. Este ejercicio regula el sistema nervioso y te ayuda a recuperar la calma. 
 

5. Desconéctate para conectarte 

En un mundo hiperconectado, practicar la atención plena implica, a veces, desconectarte. Apaga tus dispositivos durante un rato cada día y enfócate en lo que estás haciendo o en quienes te rodean. Esto fortalecerá tus relaciones, mejorará tu salud mental y reducirá la sensación constante de urgencia. 
La atención plena no tiene que ser difícil ni consumir mucho tiempo. Estas pequeñas prácticas pueden transformar tus rutinas en momentos de conexión contigo mismo. Recuerda: es un camino, no un destino. Cada paso cuenta. Anímate a comenzar hoy y descubre su impacto en tu bienestar. 
 

Referencias 

Kabat-Zinn, J. (2012). Mindfulness para principiantes  

 

Realizado por: Psicóloga Jenny Paola Peña Hernández