Cuando nos referimos al duelo, inmediatamente lo asociamos a una reacción emocional que genera sufrimiento y dolor durante una pérdida; ya que se presenta como uno o más sentimientos de tristeza y frustración al aceptar que un familiar o conocido ya no compartirá  momentos físicos y emocionales con nosotros. De esta manera, se genera una ruptura en el proyecto de vida y en nuestro proceso emocional.

Cuando se recibe la trágica noticia del fallecimiento de este ser; se empiezan a generar cambios en nuestra vida y a experimentar varios estados del duelo; pero, ¿Qué pasa cuando esta pérdida es por una pandemia universal como la que estamos viviendo?

Para el caso en particular, no se da una etapa fundamental en el duelo que es la asimilación de los rituales fúnebres ya que por precaución no es permitido; entonces, podría dar paso  a que se experimente un duelo ausente, una negación de que el ser querido falleció y que es alimentada por la imposibilidad de ver el cuerpo en su destino final.  

Como es de esperarse, esta situación genera incertidumbre y es por eso que, en nuestra natural  condición humana, iniciamos una búsqueda para sentir algún alivio al sufrimiento. ¿Cuál es la mejor forma? Realizar una despedida emocional simbólica y brindar un cierre terapéutico para, de una u otra forma, seguir adelante con nuestras vidas.

Para esto se recomienda empezar con pequeñas acciones como estas:

1. Buscar una foto o un video representativo donde se encuentre el ser querido “fallecido”.

2. Escribir una carta de despedida con las palabras positivas que se quiera decir a esa persona.

3. Reunir a aquellos que estén pasando el aislamiento en casa y realizar la siguiente actividad (también se puede hacer solo).

–  Colocar la foto o video.

 – Leer la carta en voz alta; en ese momento es válido sentir, gritar, llorar o reír, esto permitirá expresar las emociones que genere el momento.

–  Dependiendo de la religión o culto que se profese se puede realizar un momento de oración, reflexión o meditación.

4. Luego de la actividad, se debe eliminar la foto o el video para siempre, esto permite avanzar en la asimilación de los rituales funerarios y la aceptación de que este ser querido ya no estará físicamente. Al finalizar pueden repetir lo siguiente: “En este momento te llevas todo el amor que te di en vida, aunque no te vuelva a mirar, ni a sentir tu recuerdo; tu legado siempre estará en mí. Aquí y ahora te dejo partir físicamente, aunque siempre estarás en mi corazón”. (Repetir 3 veces)

Al llevar a cabo este acto simbólico lo que se hace es enviar un mensaje a nuestro inconsciente y a nuestras emociones detectando la pérdida que se está presentando. Esto generará una explosión de sentimientos que se estaban bloqueando por la no presencia de un rito funerario y el no poder ver a nuestro ser querido por última vez.

Esta es una propuesta que, sin duda, ayuda al proceso del duelo bajo circunstancias atípicas como las que estamos viviendo por el COVID-19 y brindará las fuerzas para continuar nuestro proceso de vida.

La muerte es el inicio del recordar y el vivir; ya que esto es la base de la perpetuidad y del nunca olvidar.

Psi. Jeison Andrés Cárdenas Gómez

GRUPO RECORDAR – RED NACIONAL