Se habla de duelo normal cuando se experimenta la pérdida de un ser querido (familia, pareja, amigo, compañero, mascota, etc.). Esta pérdida se manifiesta con algunos síntomas como malestar fisiológico, preocupación acerca de si se olvidará la imagen de su ser querido, sentimientos de culpabilidad, Irritabilidad, Incapacidad para funcionar de la misma manera que antes de la pérdida. Estos síntomas pueden ser variables en cada uno de los pacientes y no todos se prolongan en el tiempo.

En el duelo normal la persona atraviesa por diferentes fases de este proceso, (Neimeyer, 2002) unas de ellas son la evitación la cual está relacionada con la negación, es decir, cuando la persona no quiere aceptar o se niega a reconocer que su ser querido ya no está, esto sucede progresivamente mientras la persona acepta por completo la pérdida inevitable. Una segunda fase es la asimilación, donde la persona inicia a planificar y visualizar su vida sin la persona fallecida.

Normalmente la persona tarda más tiempo en superar esta etapa, ya que es aquí donde se evidencian síntomas físicos y emocionales como; llanto, tristeza, desilusión, pérdida del sueño, pérdida del apetito, enfermedades (debido a la baja en las defensas). Por último, la etapa de acomodación, la persona se proyecta nuevamente desde una realidad y recupera su funcionalidad normal, estabilidad emocional y hábitos cotidianos, a pesar de que la tristeza y añoranza por su ser querido continúen.

Teniendo en cuenta el concepto de duelo normal, entonces ¿en qué momento se convierte en un duelo patológico y se debe tener apoyo? En el momento en que la persona no logre superar alguna de estas etapas, no concluya todo el proceso y se prolonguen los síntomas por un tiempo estimado de doce meses, se considera un duelo patológico o complicado. Algunos de los síntomas que se pueden identificar son; la dificultad de hablar de la persona fallecida, la persona no quiere soltar las cosas del fallecido, evita grupos sociales y actividades que le recuerden a su ser querido, aparecen impulsos destructivos hacia sí mismo y hacia los demás.

Dentro de este proceso del duelo complicado se encuentran cuatro tipos (Nomen Martin L., 2009), (Worden JW., 2013) los cuales también permiten identificar si la persona está atravesando por esta situación. El duelo crónico; cuando este se prolonga en el tiempo y no se llega a un fin satisfactorio. Duelo retrasado; en el momento en el que la persona no expresa sus emociones debido muchas veces a que “debe mantenerse fuerte, por otras personas” y lo expresa a futuro con otra pérdida. En el duelo exagerado con frecuencia la persona suele desarrollar síntomas relacionados con trastornos clínicos como depresión, ansiedad, fobias, entre otras. Por último, en el duelo enmascarado suelen aparecer síntomas físicos (somatización) o conductas desadaptativas las cuales la persona no asocia con la pérdida.

Estos tipos de duelo permiten a los familiares y amigos identificar en que momento es oportuno buscar algún tipo de ayuda profesional y cómo ayudar a sobrellevar las diferentes etapas del duelo.

 

REFERENCIAS

Vedia, V (2016), Revista Digital De Medicina Psicosomática Y Psicoterapia, Duelo Patológico Factores de Riesgo y Protección.

Falagan, N (2014), El Duelo: Diagnóstico y Abordaje Del Duelo Normal y Complicado.

Psi. Luisa Fernanda Salazar Shilito

Asesor familiar de duelo Bogotá D.C