“Es mucho más oscuro cuando se apaga una luz de lo que hubiera sido si nunca hubiera brillado”.

John Steinbeck

 

Nuestras familias no solo están conformadas por miembros consanguíneos, también se conforman de las personas con las que compartimos laboralmente 8 horas al día y más, por eso se generan relaciones de confianza, amistad, compañerismo y apoyo con nuestros compañeros de trabajo. La pérdida de un compañero de trabajo es tan difícil como la de un familiar cercano, el duelo que podemos llegar a sentir es real, el cual se debe validar y respetar.

Como compañeros de trabajo podemos expresar de manera personal el duelo, la evolución de la relación puede haber iniciado específicamente como profesional y luego convertirse en una gran amistad, lo que conlleva a la generación de un sentimiento de aprecio y apoyo, por esta razón la pérdida por muerte de un compañero de trabajo puede ser de difícil comprensión y manejo para quien le sobrevive.

Cuando la muerte es a causa de un accidente o traumática, las reacciones que podemos llegar a tener pueden ser más difíciles de manejar, si este deceso ocurre en el trabajo o en presenciada de nosotros y/o de otros compañeros, puede ser especialmente difícil y generan un estado de shock, enojo, sentido de vulnerabilidad, confusión, incredulidad o culpa, entre otras emociones que pueden surgir. Si la muerte se debe a causas naturales, como un ataque al corazón o una enfermedad, la reacción que llega a presentarse puede ser la misma, pero, la intensidad de la experiencia puede ser menos complicada.

Por otro lado, si la muerte se debe a una enfermedad terminal, es posible que se hallamos pasado mucho tiempo intentando enfrentar el dolor y el sentido de impotencia, por lo cual, se espera que los recuerdos de nuestro compañero que falleció siempre estén presentes en las áreas de trabajo.

¿Qué podemos hacer para ayudarnos a sobrellevar está perdida?, puede ser útil encontrar la manera que todos podamos compartir los sentimientos abiertamente, ya sea con un compañero o en grupo, ser benévolos con nosotros mismo y los demás es muy importante, además, es necesario hacer una pausa en el trabajo si tenemos ganas de llorar o si la emoción nos supera.

Si se da la oportunidad, hacer algo en conjunto por la familia de nuestro compañero de trabajo fallecido nos puede ayudar a desahogar las emociones, como por ejemplo y solo si es posible y está permitido hacer donaciones, un álbum de recuerdos o enviarle fotos a la familia de nuestro compañero fallecido que tal vez ellos no tengan.

Es importante tener presente que cada uno de nosotros tiene derecho a sentir dolor, igual como lo pueden sentir los demás compañeros y familia, que no solo nosotros sufrimos y que no estamos solos, por esto, validar el dolor es el primer paso para apoyar a quien sufre y así mismo ayudarnos a nosotros mismos.

El duelo es en sí mismo una medicina.-William Cowper.

 

Ps. Faridhe Pontón Gattáss

Asesor Familiar de Duelo

Unidad Nacional de Duelo