Dentro de los numerosos beneficios que aportan a la salud mental y el bienestar cerebral, uno destaca por su singularidad: la siesta. Aunque pueda parecer sorprendente para muchos, este breve descanso diurno es reparador en muchos sentidos, contribuye a la relajación, reduce la fatiga, aumenta el estado de alerta y mejora el humor, potenciando el rendimiento en diversas actividades. Además, fortalece la capacidad de reacción frente a situaciones desafiantes y mantiene la memoria activa. Incluso, una investigación realizada en el University College de Londres ha revelado que la siesta podría retrasar el proceso de envejecimiento entre tres y seis años. Según este estudio, aquellos que disfrutan de una siesta de menos de treinta minutos durante el día, experimentan un aumento en el volumen cerebral de 15 centímetros cúbicos, lo que equivale a retrasar los signos del envejecimiento (M. Monge Zamorano, M. Méndez Abad, C. Ferrández Gomáriz, C. Quintana Herrera, E. Viota Puerta).

No obstante, es esencial cumplir ciertas condiciones para obtener los máximos beneficios de la siesta. La duración debe ser breve, ya que adentrarse en un sueño profundo, como el sueño REM, puede dar lugar a mareos, confusión y afectar el estado de ánimo, lo que se conoce como "inercia del sueño". Por lo tanto, tomar una siesta de 15 a 20 minutos es lo recomendable. (M. Monge Zamorano, M. Méndez Abad, C. Ferrández Gomáriz, C. Quintana Herrera, E. Viota Puerta).

Como en cualquier aspecto de la vida, existen desventajas en tomar siestas, especialmente para aquellos que no pueden conciliar el sueño durante el día o tienen dificultades para hacerlo en lugares distintos a sus camas. Abordaremos estas desventajas a continuación para ayudar a identificar si la siesta es una opción adecuada para cada individuo (Miró, E., Cano Lozano, M. D. C., & Buela Casal, G.).En la sociedad actual, una desventaja común es la abrumadora carga de trabajo, lo que hace que resulte casi imposible para muchas personas dedicar 20 minutos diarios a una siesta reparadora. Además, la mayoría de las empresas no ofrecen entornos propicios para este propósito.

Otra desventaja potencial está relacionada con los problemas de sueño nocturno. Por lo general, una siesta corta no afecta la calidad del sueño nocturno, pero si se experimentan problemas de insomnio o un sueño de mala calidad, la siesta podría empeorar la situación, ya sea larga o corta. A pesar de estas desventajas, es posible disfrutar de un buen descanso o relajarse sin necesidad de obligarse a dormir. Si no  sientes la necesidad de hacerlo o te resulta difícil conciliar el sueño, puedes optar por tomar una posición cómoda si el entorno lo permite, elegir un punto de enfoque, pensar en cosas agradables, meditar, escuchar música, leer un libro o realizar actividades afines a tus gustos personales. Esto te ayudará a sentirte relajado y revitalizado.

Existen momentos propicios para considerar tomar una siesta. Por ejemplo, cuando sientas fatiga repentina o somnolencia inesperada, si trabajas largas jornadas o si eliges incorporar las siestas en tu rutina diaria. Sin embargo, es importante recordar, que si sientes una necesidad creciente de tomar siestas sin una causa aparente de fatiga, se recomienda consultar a un médico, ya que podría ser un indicio de algún trastorno del sueño o una afección médica que interfiere con el sueño nocturno (Miró, E., Cano Lozano, M. D. C., & Buela Casal, G.).

Si deseas aprovechar al máximo los beneficios de la siesta, aquí te ofrecemos algunas recomendaciones útiles:

  • Opta por siestas cortas, con una duración máxima de 20 minutos.
  • Realiza la siesta durante las primeras horas de la tarde.
  • Crea un ambiente propicio para el descanso, eligiendo un lugar tranquilo y oscuro, con pocas distracciones y una temperatura ambiente cómoda.
  • Permítete un tiempo para despertar completamente antes de retomar tus actividades, especialmente aquellas que requieren respuestas rápidas.

Con estas prácticas y recomendaciones, podrás experimentar los beneficios de la siesta de manera efectiva y mejorar tu salud mental.

Faridhe Pontón Gattáss

Psicóloga

Asesora familiar de duelo